7.5.12

¿CÓMO ESTUDIAN LA VIDA LOS CIENTÍFICOS?

La vida puede estudiarse en diferentes niveles de organización.

La biología utiliza los mismos principios y métodos que las demás ciencias. De hecho, un principio básico de la biología moderna es que los seres vivos siguen las mismas leyes de la física y la química que rigen la materia no viva. Así como la arena puede formar ladrillos que sirven para construir una pared y, a la vez, ésta forma la base de una estructura, los científicos perciben a los seres vivos y a la materia inanimada como una serie de niveles de organización, cada uno de los cuales constituye los cimientos del siguiente nivel (FIGURA 1-1).

FIGURA 1-1 Niveles de organización de la materia


La vida se basa en la química, pero la cualidad de la vida en sí surge en el nivel celular. Las interacciones entre los componentes de cada nivel y los niveles inferiores permiten el desarrollo del siguiente nivel más alto de organización.


EJERCICIO: 


Piensa en una pregunta científica que pueda contestarse mediante la investigación a nivel celular, pero que sería imposible responder a nivel de tejido. 


Luego piensa en una que se responda a nivel de tejido, pero que no se conteste a nivel celular. Repite el proceso para otros dos pares inmediatos de niveles de organización.

Actualmente, sólo los seres vivos fabrican moléculas extremadamente grandes y complejas. Los seres vivos se componen primordialmente de moléculas complejas, a las que se denomina moléculas orgánicas, lo cual significa que contienen una estructura de carbono a la que están unidos, al menos, algunos átomos de hidrógeno.

Aunque los átomos y las moléculas constituyen los bloques de construcción de la vida, la cualidad de la vida misma surge en el nivel celular. Así como un átomo es la unidad más pequeña de un elemento, la célula es la unidad más pequeña de vida (FIGURA 1-2).




  FIGURA 1-2 La célula es la unidad más pequeña de la vida



Esta micrografía de una célula vegetal, coloreada de manera artificial, muestra la pared celular que rodea y da soporte a las células vegetales (no a las animales). Junto a la pared, la membrana plasmática (presente en todas las células) controla las sustancias que entran en la célula y las que salen de ella.

El núcleo contiene el DNA de la célula. Ésta también contiene varios tipos de organelos especializados. Algunos almacenan los alimentos; otros los descomponen para obtener energía útil. En las plantas, algunos organelos captan la energía luminosa.

Los biólogos trabajan con los distintos niveles de organización, dependiendo de la pregunta que se hayan formulado.

Por ejemplo, para investigar cómo los berrendos digieren sus alimentos, un biólogo podría estudiar los órganos del sistema digestivo de ese animal o, a un nivel inferior, las células que cubren su tracto gastrointestinal. Al profundizar aún más, el científico podría investigar las moléculas biológicas secretadas por el tracto gastrointestinal que digieren el alimento del berrendo.

Por otro lado, para indagar si la destrucción de su hábitat está mermando el número de berrendos, los científicos investigarían tanto la población de éstos como las poblaciones de otras especies con quienes interactúan y que forman la comunidad a la que pertenece el berrendo.

Los investigadores deben reconocer y elegir el nivel de organización que sea más adecuado para responder la pregunta que se plantearon.

Los principios científicos fundamentan toda investigación científica

La investigación científica, incluida la biológica, se basa en un conjunto pequeño de suposiciones. Aunque nunca es posible demostrar absolutamente tales suposiciones, se les ha probado y validado de forma tan exhaustiva que las llamamos principios científicos. Se trata de los principios de causalidad natural, uniformidad en el espacio y el tiempo, y percepción común.

La causalidad natural es el principio que indica que todos los sucesos tienen causas naturales

A lo largo de la historia de la humanidad, se han adoptado dos enfoques para estudiar el origen de la vida y otros fenómenos naturales. El primero considera que algunos sucesos ocurren gracias a la intervención de fuerzas sobrenaturales que están más allá de lo que podemos comprender.

 Durante la Edad Media, mucha gente pensaba que la vida surgía espontáneamente de materia inerte. En el siglo XVII las personas creían que los gusanos se originaban a partir de la carne en putrefacción y que los ratones podrían crearse a partir de ropa interior sudada combinada con cascarilla de trigo dentro de un frasco abierto.

Las convulsiones epilépticas alguna vez se consideraron resultado de la visita de los dioses al cuerpo del enfermo.

En cambio, la ciencia se adhiere al principio de la causalidad natural, que señala que todos los sucesos tienen causas naturales que somos capaces de comprender. En la actualidad, sabemos que los gusanos son larvas de las moscas y que la epilepsia es una enfermedad del cerebro en la cual grupos de células nerviosas se activan de manera incontrolada. 

El principio de la causalidad natural tiene un corolario importante: la evidencia natural que reunimos no ha sido distorsionada de forma deliberada para engañarnos.

Esta conclusión parecería obvia, pero no hace mucho tiempo algunos argumentaban que los fósiles no eran prueba de la evolución, sino que Dios los colocó en la Tierra para poner a prueba nuestra fe. Los grandes descubrimientos de la ciencia se basan en la premisa de la causalidad natural.

Las leyes naturales que rigen los sucesos son válidas en todo lugar y en cualquier momento





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